La calidad editorial: una necesidad.


Si hay hoy un debate subterráneo, aunque cada vez menos subterráneo, en el mundo editorial es el referido a la calidad del trabajo editorial.

Semanas atrás el tema se tocó dentro de los debates tuiteros de #ebookspain, pero ya antes, quizá, por ponerle una fecha, desde el primer Congreso del Libro Electrónico de Barbastro esté bajo los ojos de todos. Entonces fue un tema tangencial, hoy es un tema central. Demostración de ello son las intervenciones de la blogosfera en este sentido y cito la última muestra de la que estoy al corriente: ¿Las editoriales están descuidando el diseño editorial? La entrada en cuestión se centra en la edición impresa, pero es un tema transversal, o mejor dicho, que atañe a toda la edición.

En ámbito electrónico la cosa es aún más peliaguda. Una tradición perceptiva secular nos permite indicar que libro está bien editado y que libro no: el papel, la legibilidad de la letra, el encuadernado, la presencia de índices, la cantidad de erratas, etc… para el libro electrónico este es una camino por hacer. Las habilidades perceptivas están menos desarrolladas (y no voy a entrar en el debate de cuanto los están en el mundo impreso o si existe un declive de las mismas; admitiendo que existen, para muchos o pocos el resto es casi casi un debate sobre churras y merinas). Ahora bien la falta de desarrollo de esta percepción se debe también a un escaso trabajo editorial sobre los estándares de edición electrónica, que tienen como consecuencia que el libro electrónico, el #ebook, no haya alcanzado su potencialidad a día de hoy.

¿Es necesario ese trabajo por la calidad de edición del libro electrónico? Respondo en dos modos. Si es necesaria en el libro impreso, el libro digital no es menos, por tanto sí, incluso muchos más, porque justamente la percepción de que todo libro electrónico se edita igual está en la base de la idea de una edición automática, que difícilmente puede dar a cada libro electrónico lo que específicamente necesita.

Por otro lado es necesario ese trabajo de calidad sobre la edición electrónica si deseamos ver buenos, pero buenos de verdad, libros electrónicos. Que las ventas sean bajas no es una excusa admisible y no debemos permitiría a las editoriales que la usen. Ford no esperó a que se vendiesen muchos coches para hacerlos bien. Coches bien hechos a precios asequibles provocó una carrera hacia estándares mayores en cada modelo sucesivo. Mutatis mutandis ese podría ser un ejemplo a seguir por el mundo editorial.

Que a esta necesidad de calidad hay respuesta lo demuestra la actividad de la recién creada Asociación Española de Edición Digital y el interés que la suscitado su evento sobre estándares en la edición digital. Que esta necesidad se manifieste entre los profesionales del sector lo considero un muestra de responsabilidad y de honestidad hacia el trabajo realizado, hacia el escritor que entrega el suyo y hacia el lector que goza del de ambos, editor y autor. 

6 comentarios en “La calidad editorial: una necesidad.

    • Management del libro electrónico
      A quienes tienen la responsabilidad de la edición electrónica les podría caber el ejemplo productivo de Ford al que has hecho referencia. En ese aspecto, la filosofía fordista (Ford) ha sido superada por la filosofía toyotista (Toyota) del management japonés que prioriza la calidad de estándares por sobre la producción masiva. Ya no es cuestión de hacer mucho, sino de hacerlo repetidamente de calidad confiable.
      Quienes vivimos del trabajo de escribir, no solo debemos apuntar a lo numeroso y rápido que propone Internet, sino a considerar la calidad (Valga de ejemplo la cantidad de errores tipográficos o sintácticos que se producen por escribir rápido en la PC).
      Hoy los autores y editores tendremos que ponernos al día, usando Internet sin dejar de considerar el creativo arte de editar y escribir con calidad.
      Creo que, con el correr del tiempo, el libro digital tendrá cada vez más aceptación, y el papel habrá de quedar relegado como en su momento lo fueron la arcilla, el papiro o el pergamino, por citar un ejemplo. No obstante, lo que prevalecerá seguramente, será la calidad por sobre la difusión masiva.

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