Sobre la propiedad del libro electrónico


Desde el inicio una cuestión ligada al libro electrónico que me ha inquietado es la cuestión de propiedad del mismo (por si hay un lector nuevo, lo que sigue son mis opiniones personales, discutibles.

Hablar de propiedad siempre es peliagudo, cuanto menos desde mi punto de vista. Con frecuencia propiedad y exclusividad van de la mano y el hecho de que A sea propietario de algo excluye que B pueda serlo también; la propiedad se convierte en un factor excluyente. Pero no siempre. Una propiedad también puede ser compartida, regalada, prestada. Hay instituciones que incluso son porque basan su existencia en la socialización de la propiedad: las bibliotecas, por ejemplo.

El libro impreso por sus características también hace que contenedor y contenido sean inescindibles, salvo che se fotocopie, se fotografíe, se escanee. Claro está que jamás podremos apropiarnos de la paternidad y por tanto de futuras explotaciones comerciales del contenido, al menos no lícitamente, porque ese es propiedad de su autor. Un razonamiento que vale para cualquier soporte y manifestación (en línea de principio).

El libro electrónico por su entidad inmaterial y su fácil reproducibilidad (ya hemos visto lo difícil que había sido antes reproducir el libro impreso) pone en jaque el concepto de propiedad, según algunos, precisamente por sus características, porque contenedor y contenido son separables y separados. Hay algo en este razonamiento baladí que no me cuadra.

En todo caso la defensa del contenido es primaria en esta visión y por ello se han adoptado medidas de seguridad: DRM, imposibilidad de interoperabilidad en los formatos, mercados verticales y lectura en la nube; el principio imperante es, en la mayor parte de estos casos, la no-propiedad de lo adquirido, el libro electrónico como licencia, si bien no aparezca explicitado en ningún lado.

La verdad, temo, es que el libro electrónico ha permitido dar un paso que antes no podía darse: afirmar el derecho a consumir y prohibir el derecho a la propiedad.

La paradoja es que mientras teníamos la propiedad del libro, y en cuanto propiedad era un factor excluyente, podíamos socializar contenido y continente. Ahora y para el libro electrónico, no.

Separar compra de propiedad hace imposible compartir un #ebook, prestarlo, realizar bibliotecas temporales, etc. Curiosamente mientras el sistema actual hace esto imposible, estimula el uso de servicios de consumo del libro en la nube; no puedo dejar de preguntarme si esto no es una banalización del libro, que pasa de bien de formación (de todo tipo) a bien de consumo y si esto no tiene después un reflejo en la apreciación del libro y de su valor, incluyendo el libro impreso. Decía que es una paradoja, porque era impensable que defender la socialización posible de un bien pudiese pasar por la propiedad. La paradoja es que más allá de consideraciones histórico-legales no se está protegiendo el contenido ni los derechos del autor, sino la obligación del lector a recurrir obligatoriamente a un cauce blindado de consumo (y no entro en cuestiones como los datos personales y su comercio, por ejemplo).

Y ojo, digo consumo, no lectura, ni otra cosa, consumo.

El consumo está desposeyendo al lector no ya de la propiedad sino de los usos alternativos y sociales que de la propiedad puede hacerse.

Estando así las cosas obtener que el libro (electrónico o menos) sea mio abre la posibilidad a la socialización en el cauce que prefiera el lector, a formas de compartición temporal, a formas que damos por descontadas y que no necesariamente van en detrimento de los derechos del autor, en cuya defensa las formas hasta ahora defendidas no solo no son efectivas sino ni siquiera la tienen como eje: lo que se está defendiendo aquí y ahora es el valor de la intermediación, ni derechos, ni valor del libro.

Dos lecturas de postre (siempre en este blog)

Sobre “espotifai” como modelo de lectura

Imaginando las bibliotecas

4 comentarios en “Sobre la propiedad del libro electrónico

  1. […] Desde el inicio una cuestión ligada al libro electrónico que me ha inquietado es la cuestión de propiedad del mismo (por si hay un lector nuevo, lo que sigue son mis opiniones personales, discutibles. Hablar de propiedad siempre es peliagudo, cuanto menos desde mi punto de vista. Con frecuencia propiedad y exclusividad van de la…  […]

    Me gusta

  2. +Aharon Quincoces por eso nosotros creemos que el control sobre los derechos del autor han de seguir siendo del propio autor o autora, y por ello mismo, en nuestros contratos no pedimos exclusividad, tan sólo la cesión temporal de algún derecho (comunicación, etc.) para poder crear nuestra edición, sobre la que sí tenemos derechos de autor, pero no sobre el contenido original, pues consideramos que cada autor ha de poder trabajar con su obra donde y con quien quiera, y poder multiplicar el número de ediciones con varias editoriales o en varios formatos, si es lo que quiere.

    Nosotros donde aportamos valor es en la propia edición: en su calidad, en la innovación técnica, en su estructura, en su originalidad, en facilitar su fácil acceso y correcto funcionamiento técnico en todo dispositivo (pues sólo publicamos en formato digital), en su promoción (metadatos, posicionamiento, descripción etc) y distribución internacional (presencia global), así como en la decisión sobre la actualización de sus contenidos (ediciones mejoradas/aumentadas…) y también en el precio de la misma.

    Además nuestra edición de la obra la publicamos con licencias CC, concretamente: https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es_ES

    Además del trabajo técnico o de edición, trabajamos el de la promoción y visibilidad de la edición y la relación con los propios autores y lectores, e impulsamos la misma también entre ellos para que puedan contactar de forma directa.

    Gracias por tus siempre interesantísimas aportaciones y reflexiones!

    Me gusta

    • Gracias por pasar y de nuevo gracias por el comentario. Vuestra labor me parece de todo punto correcta. En la entrada he querido comentar el problema desde el ojito de vista del lector comprador, apenas desde el del autor más sometido a unas reglas generales.

      Me gusta

Deja un comentario