Qué es una editorial digital: resultados de la encuesta y comentarios


La semana pasada publiqué una encuesta que tenía por objetivo recabar alguna información útil sobre lo que se considera es una editorial digital.

De ya digo que nunca he tenido una capacidad seductora a la hora de hacer encuestas así que el número de votos ha sido bajo: 32. Un universo mínimo, diría un/a estadístico/a. En efecto, el número no da para muchas extrapolaciones, pero yo voy a fingir que sí y voy a dar un parecer sobre los resultados, porque a fin de cuentas eso es lo que me interesaba, el reparto de los votos sobre ciertas ideas. Creo que, a pesar de todo, puede que marquen efectivamente la tendencia general. Si así no fuere, dejadlo anotado por aquí: todo debate es bienvenido.

Se me antoja esperanzador que el 43.75 % de los votos haya definido una editorial digital como aquella que maneja un flujo de trabajo digital. Hace no mucho este resultado no habría sido posible y me da pie para dos cosas:

  • la primera una cita, Matthew Diener en su cuenta tuiter (@MatthewDiener) escribió la semana pasada “We are using an XML to Web + Print for our magazines. XML content is edited, workflow splits for Web & Print, ePDF, repurposing. #ePrdctn”. Cita con la que pretendo demostrar que un flujo de trabajo digital no es privativo del #ebook sino funcional a la edición (y no estoy diciendo nada nuevo, aunque quizá sí poco escuchado).
  • La segunda cosa es que se demuestra este interés aquí con la masiva presencia prevista en ocasión de la Semana Ebookspain.

El 25% declara que una editorial digital publica solo #ebook. Creo que a día de hoy esta es más o menos el porcentaje que tiende a imaginar la edición digital como algo extraño a la edición y al libro. Incluso. Me sobrecoge pues la posibilidad de sumar a este porcentaje el del 9,38% que identifica una editorial digital con una editorial no tradicional (y voluntariamente dejé este término ambiguo, porque muchos son los usos que podemos hacer de tradicional en relación a la edición y publicación y quizá merecería la pena despejar el terreno de dudas y ambigüedades, en lo posible) y el 9,37 % que identifica una editorial digital con la que vende online (en este caso me parece que la empanada está servida). Digo me sobrecoge porque identifico, quizá erróneamente, estos porcentajes con una visión de “digital” como un aparte en el mundo de la edición, como una suerte de especialización y no, como a mi modo de ver es, como una nueva rutina de creación, producción y consumo. El resultado es que hay todavía una franja importante aunque dividida de personas que conceptualizan lo digital en términos de alteridad y oposición con la edición y llegados a este punto del recorrido la cosa preocupa, especialmente si estas opiniones vienen de personas implicadas en el sector editorial, cosa que por otro lado desconozco.

Aún queda un 12, 5 % que identifica una editorial digital con la editorial que publica #ebooks. De por si no es errado, pero de nuevo me parece una visión limitante.

En definitiva, reconozco que lo es muy poco lo recogido como para otorgarle validez universal y que nada indica que sean estas las opiniones de los profesionales de la edición (aunque tengo el presentimiento que así es). A pesar de ello creo que reflejan en cierta medida las opiniones y los sentimientos más comunes hoy sobre qué es una editorial digital y son unos resultados que, junto con otros indicios y señales de cuanto está ocurriendo ahí fuera, manifiestan un cambio de tendencia en la visión de conjunto.

Ps: Si alguien quiere dejar su personal lectura de los resultados

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