Amazon, ese editor.

Debo reconocer que Amazon tiene un brillante equipo de comunicación o admitir que las restantes plataformas de autopublicación no tienen ni siquiera un equipo.
Digo esto porque en Amazon está jugando fuerte y muy bien sus bazas en el año en que se ha pronostica en aumento de la autopublicación (obviamente cabe pensar que la misma proclamación de este pronóstico no es ajena a Amazon).
Antes de continuar he de declarar que no soy un especialista en Amazon, nunca me interesó mucho lo que Amazon hiciese, ni lo que hace, así que lo que se leerá a continuación son impresiones y deducciones.
No me detengo en los orígenes de Amazon ni en su, en teoría, innovador modelo de negocio. Voy al grano.
Son notables lo esfuerzos que ha realizado esta empresa para atraer a los autores que han decidido autopublicarse. Y un esfuerzo debe obtener necesariamente una recompensa, que en el caso específico que nos ocupa es la obtención de una cuota de mercado lo más amplia posible. Sin ofrecer datos incontrovertibles, mezclando datos totales con otros sin especificar y sin categorizar (se traza una burda identidad entre descarga y venta y entre venta y venta de ebook ) y sin poder comparar la importancia de su impacto con una escala global que no está a disposición, Amazon consigue crear la idea de nos hallamos una magnitud considerable. Lo hace a través de noticias como la que ofrece La Vanguardia, que recoge un despacho de agencia y lo publica sin más (o con tan poco más que no me resulta apreciable). Y hasta aquí el juego de recitación del propio papel.
Lo que se explica peor es porque nos agitamos todos tanto ante un comunicado de prensa tan poco preciso.

Ventas de autores autopublicados
En una entrada del blog The Passive Voice (esta entrada) vemos unos gráficos muy ilustrativos.

a22
Lo primero que destaco es la ambigua forma de presentación entre Amazon Published y Uncategorized – Author Publisher.

a32

Apenas un 3% del total publicado y un 9% de las ventas diarias.
El por qué es fácil de entender. Amazon hace ya un tiempo que actúa como editor y nada le impide que sus algoritmos ofrezcan una ventaja a sus propios títulos. En otras palabras, Amazon no vende autopublicados, vende Amazon.
Lanzo una hipótesis: las actuales condiciones de de retribución de los autores autopublicados van a ser modificadas en breve en formas más o menos radicales. Esto por dos motivos: porque la casa que Amazon se lleva a cuestas cuesta siempre más, porque en breve estará en condiciones de imponer nuevas condiciones toda vez que habrá creado vínculos fuertes entre Amazon y los compradores y quien salga del corral verá que vende menos.

 

 

Tras el Día del Libro

Que del libro en general la prensa se ocupa poco es evidente. Cuatro son los motivos por lo que lo hace:

  • un famoso ha escrito un libro;
  • una gran editorial promueve un libro;
  • la piratería del libro;
  • El Día del Libro.

Ocasionalmente en otras circunstancias. Por ejemplo que una huelga se transforme en una muestra de solidaridad, como en el caso de FNAC.
Los editores no se echan a la calle y los autores menos, se dice. ¿Es verdad?
En mi opinión no, o no del todo.
Existe también un gran silencio mediático entorno a cualquier iniciativa cultural o editorial que no se encuadre en las líneas maestras del pensamiento hegemónico de este tiempo y este suele ser que las editoriales y los editores (en menos medida los autores también) deben preocuparse (y se preocupan) en exclusiva de las ventas de sus libros. Eventos públicos como la Feria del Libro Político, la FLIC de Santander o LiberisLiber de Besalú, pasan desapercibidas al público porque solo la prensa local se ocupa de ellas. Todas ellas tiene un denominador común: sus protagonistas son editores y editoriales pequeñas y por lo general independientes. El espacio público de la prensa queda para los grupos editoriales.
El disenso existe y está en contacto directo con la gente. Mejor dicho existe múltiples disensos y es engañoso pensar que su invisibilidad casi forzada significa su inexistencia. Cierto es que en ocasiones como la ya citada acaba por dar la sensación de que todo es espectáculo. Los límites ya los he señalado La articulación de todos lo disensos es difícil, sobre todo en la dispersión de esfuerzos, en las magnitudes reducidas de cada editorial. Quizá este es otro argumento a favor de una mayor coordinación, porque el editor protesta y combate, aunque sea el un cono de sombra.