La ley de Liebig aplicada a la edición


Durante el fin de semana anduve repasando algunas ideas y leyendo algunas cosas sueltas. De la conjunción de ambas acciones se me ocurrió el paralelo que ahora os presento.

El químico orgánico alemán Justus von Liebig, formuló su «ley del mínimo», que indicaba que una planta crecía y producía hasta el grado que le permitía el elemento presente en cantidad mínima. El científico observaba que las comunidades de organismos no se adaptan a las condiciones medias de sus hábitats, sino a las condiciones mínimas para el mantenimiento de la vida. El crecimiento está limitado no tanto por la abundancia de todos los factores necesarios como por la disponibilidad mínima de cualquiera de ellos. Y se me antoja que el elemento mínimo indispensable son los lectores.

Si realizamos un paralelo con el mundo del libro y sustituimos “condiciones mínimas” con “número de lectores” podríamos ver como la trampa de la superproducción y la ilusión de encontrar explotar en profundidad el número de lectores constituyen una falacia enorme que representa el mayor riesgo de suicidio para las editoriales.

El número de lectores no aumenta, bien sea por factores coyunturales como la crisis, que lleva a un descenso de la compra de libros, ya sea por factores estructurales; sin una política activa de fomento de la lectura, el número de lectores disminuye tal y como testimonian indicadores empíricos personales (cuántas personas conocemos que leen asiduamente), como los indicadores de la escuela que muestran como la comprensión lectora es cada vez más débil, nada que augure lectores empedernidos.

Así pues, aplicando la ley del mínimo de Liebig, no podemos ir más allá por mucho que estrujemos al lector y superproduzcamos títulos. Ya hemos tocado el límite de la situación actual. No hay salida hacia adelante sin un repensamiento general.

 

 

 

 

 

8 comentarios en “La ley de Liebig aplicada a la edición

  1. Hay una salida (en verdad más de una), pero la tendencia es esa, cada vez menos libros…y es la impresión de libros bajo demanda, una estrategia que están siguiendo con bastante éxito algunas empresas como por ejemplo Rótulo, y es que aunque me vendan que las grandes tiradas ahorran el coste por copia siempre preferiré un modelo Just in Time antes que el estocaje y las mermas.
    Efectivamente lo que hay que hacer es repensar, es en vez de quejarse e intentar subir las subvenciones y vivir de ellas, buscar formas alternativas de vender un libro…¿porque no hacer libros como complemento a una serie en vez de la misma serie en formato papel?. El libro es un elemento que puede ser de gran ayuda cuando aporta VALOR, pero el valor señores editores no está en copiar el mismo contenido y hacer una versión bolsillo, una reducida y una gran coleccionista. Está en hacer cosas diferentes, en complementar a otros medios, en el clickable paper en libros, en QR, realidades aumentadas…sólo que tienen miedo de entrar en un mundo que no conocen tan bien como otros…dénse prisa o Amazon lo hará también por ustedes 🙂

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    • Gracias por el comentario. También yo creo que hay más de una salida y en ellas se incluyen modos de vender, de editar, de conectar, de publicar y no solo formatos, que sean impresos o electrónicos. Sin embargo yo dudo mucho que Amazon vaya a dar respuesta a esto, sino más bien a desplazar los elementos en su favor, a medio y largo plazo solo a su favor.

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      • Precisamente por eso de Amazon es por lo que las editoriales deben innovar, porque es imposible superarles haciendo lo mismo que ellos. No obstante creame si le digo que Amazon tienen en cuenta estos nuevos formatos y demás…otra cosa es que no le interese usarlos…por ahora.

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      • Le doy la razón, Amazón es sólo un enemigo más. Pero si el sector no se reforma, no será el enemigo sino que lo acabará absorbiendo. Porque para hacer una transacción es complicado que me vaya a una librería.
        Un saludo.

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