Hechos y datos: el mundo editorial se hunde y no vale el sálvese quien pueda.


Voy a ser muy breve y sintético: o como se va todos a una o esto se hunde no existen salidas individuales, para nadie.

Datos
El sector editorial se encoge y el terreno cede bajo sus pies. Las muchas advertencias de personas como Manuel Gil Espin (luego podremos estar o no de acuerdo con sus receta para salir dl impás) , o en el mundo anglosajón, Sam Missingham, que ponían en evidencia como los datos indicaban justamente esta tendencia, han sido ratificados por los datos publicados por la prensa: estamos hoy como en 1994.
En realidad peor.
Peor porque la destrucción del tejido profesional en el mundo editorial es profunda y la inercia empuja a la inmovilidad, aunque parezca paradójico, en el mejor de los casos. Y eso que los datos publicados no son tan malos como se rumorea que son entre las bambalinas profesionales. Peor porque los cambios no se afrontan. Y pienso como J. M. Barandiarán que difícilmente se remontará la situación que describen los datos concentrándose en un aumento del consumo son más.
Hechos
Se discute entre Amazon y Hacchette en un debate que parece puede marcar el futuro del mundo editorial. Y la sensación es que, todo lo más, la cosa toca a Amazon y a los editores. Temo que no es así.
Mientras los autores americanos se pronuncian contra la oferta de Anazon sobre los derechos de autor, que suena casi a corrupción, nuestros autores guardan silencio ( yo al menos no he hallado una declaración sobre la cuestión).
Esto es otra muestra de como editoriales, autores, agentes, bibliotecas, libreros e instituciones del libro reman cada uno por separado en busca de una salvación individual, atendiendo al último segundo para encontrar la jugada mejor. Una ilusión. El barco se hunde más aprisa cuando no se trabaja coordinadamente para salvarlo. A los náufragos, si los habrá, buena suerte.

 

14 comentarios en “Hechos y datos: el mundo editorial se hunde y no vale el sálvese quien pueda.

  1. Es más, sr Quincoces, autores españoles ya venden directamente en Amazon robando (usando palabras de su propio gremio) el trabajo hecho y pagado por sus editores de papel… aquí tonto el último…

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      • Quizás no me he expresado correctamente. Yo estoy básicamente de acuerdo con el artículo que escribes, creo que aquí cada uno intenta buscar su propio beneficio sin pensar en los demás, pero en el comentario de Jaume Balmes dice que autores españoles venden en Amazon robando a sus editores de papel, y eso es lo que no entiendo muy bien.
        ¿Se refiere a que un autor firma un contrato con una editorial que le publica un libro y luego llega el autor y publica por su cuenta y sin pasar por la editorial en Amazon? Eso es lo que entiendo yo, pero puedo estar equivocado.

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  2. El problema, pienso, viene de atrás; editores, libreros, bibliotecarios, autores, etc., casi nunca se han molestado en colaborar de un modo desinteresado, más allá de maquilladas excepciones administrativas. El caso más claro es el deterioro de las políticas educativas, que debería ser una preocupación en el sector por sus repercusiones a largo plazo, pero que han sido desdeñadas; o la colaboración entre editoriales y bibliotecas, que en algunos casos ha sido más bien un enfrentamiento.

    La cortedad de miras de muchos y la no asunción de riesgos de casi todos no puede traer nada bueno, en efecto. Y más allá de las consecuencias económicas que ello conlleva, de lo que hablamos es de la desaparición de parte del tejido cultural de un país que hoy más nunca lo necesita.

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  3. El problema ya no es sólo que cada uno reme en una dirección, sino que las batallas que se están librando son absurdas. ¿Hachette contra Amazon? ¿Aproximadamente 2.000 mill.€ de facturación anual contra 70.000 mill.€? No hay guerra. Hachette y las editoriales que le siguen el rollo se están dando contra un muro de hormigón y destruyéndose a si mismas. La única lucha que está librando Amazon es la que tiene abierta con Alibaba, un contrincante a su nivel. Las editoriales son meros males necesarios para mantener su cuota de mercado.

    Y lo mismo está pasando en España: editores (y todos los demás actores de la cadena) están malgastando su tiempo en pequeñas batallas sin sentido cuando, en realidad, deberían trabajar en acciones conjuntas para afianzar el sector. No sólo para sortear la crisis económica, sino para sortear la de valores. Que a los de Fuenteovejuna no les fue tan mal.

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  4. Cuando el sector editorial tenía control sobre lo que se editaba y publicaba a nadie le molestaba ir cada uno por su lado y remando a su manera, pero desde que han perdido esa exclusividad, desde que cualquiera puede editar y publicar (independientemente de la calidad, eso es otro tema) o los actores del sector editorial se unen o están fritos. Al igual que Sergi considero «la guerra» con Amazon una nimiedad: El sector debería dejar de quejarse tanto y hacer algo que valga la pena.
    A mí me asombra, a la vez que me alegra, que sean los eslabones finales de la cadena editorial quienes estén moviendo ficha (Aharón, permíteme un poco de autobombo): Bibliotecas y librerías: “los olvidados” moviendo fichas en el sector editorial

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