Por un formato estándar del libro electrónico.


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Si algo no le falta al libro electrónico es formato. Lo que le falta, de hecho, es un estándar. No es poca cosa. A mi juicio es uno de los factores que han contribuido a frenar la difusión del libro electrónico.
Una rápida mirada a la historia de los formatos basta para verificar que cada productor de programas o dispositivos intentó en la primera fase de desarrollo vallar el jardín, crear mercados verticales. El tiempo no ha deshecho esta ambición y si alguno de los formatos de la primera hora ha desaparecido se debe sin duda a que su valedor a desaparecido también o se ha desinteresado.
Es destacable que en la formación y establecimiento de estos formatos el editor (o el mundo editorial) es el gran ausente. No solo porque no han sido los editores los que han desarrollado (o colaborado en su desarrollo) los diferentes formatos, sino porque allá donde hubiese podido intervenir, como el el caso del desarrollo del ePub, no parece muy presente e implicado, especialmente por estos lares. Las consecuencias no son banales.

La primera es la dificultad que el editor ha hallado para entender y desarrollar líneas y políticas  editoriales de mayor o menor coherencia en formato digital.

La falta de un estándar desarrollado por o conjuntamente con editores ha producido (junto a a otras decisiones, bien es cierto) que en la era digital el editor no sea un agente principal. El papel decisorio ha pasado a nuevos intermediarios. Ni editores, ni editoriales, en definitiva, la industria editorial, han sido capaces de dotarse de un estándar; una industria sin estándar tiene un difícíl camino en su desarrollo y por lo general queda en manos de unos pocos, siempre que puedan o quieran. Esos pocos son hoy distribuidores; no es por casualidad que la desintermedición no se verifique en el mundo editorial, como no es casualidad que se practiquen los mercados verticales y que estos sean una ambición creciente para evitar la erosión de la competencia que proviene, también, de los distribuidores y de las plataformas de autoedición.
Lo editores han quedado a la merced de otras manos.

A mi juicio existen al menos tres cuestiones que quedan al descubierto a raíz de la asistencia de un formato estándar para el libro electrónico:

  • con la creciente tendencia a la verticalización, a los mercados compartimentados y a la concentración editorial se corre el riesgo de ver ePUB, el formato más estandardizado, sumirse en un algido letargo del cual las pequeñas casas digitales independientes serán los primeros y fundamentales sufridores.
  • la segunda es hasta cuándo y por qué, con que válidos motivos, la industria editorial se resignará a ser un actor secundario en la industria editorial. Personalmente creo que es una cuestión de tamaño: si se es demasiado pequeño no se alcanza a cubrir los costes de inversión; si se es demasiado grande la presión por mantener los dividendos de los accionistas puede tener como consecuencia la concentración sobre las líneas más rentables y las de menor inversión. En los dos casos el tamaño juega contra un estándar que no se impone y del que, para algunos, no hay necesidad inmediata.
  • los derechos del lector, sin un estándar de edición electrónica, no están ni estarán tutelados. Podemos decir adiós a todas las prácticas de interoperabilidad entre dispositivos, de uso multiple o de préstamo, de…

Para mi, y en consideración de cuanto escrito, están claras dos cuestiones: necesitamos un estándar de edición que rompa mercados verticales y obligue a los fabricantes de dispositivos a realizar aparatos capaces permitir al formato estándar (y yo voto por ePUB) el desplegamiento de toda su potencialidad; las pequeñas editoriales deben ejercen acciones comunes (en consorcio o de otro tipo) àra asegurar su supervivencia y la de un lector libre y crítico.

 

 

6 comentarios en “Por un formato estándar del libro electrónico.

    • Es, por ejemplo, el sistema de Amazon (pongo este ejemplo pero no es el único caso). Desde la recepción del manuscrito hasta su lectura todo queda dentro de los muros de una sola empresa, que desarrolla todo lo necesario para que el objeto consumido, en este caso el libro, puede serlo solo a través de ESTA empresa. En otras palabras son mercados cautivos: solo podrás comprar ahí, en su formato y leer con sus aparatos lectores.

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  1. Si Kindle usase ePub, este formato sería seguramente el estándar y se estaría desarrollando del todo.

    Pero Amazon tiene derecho a la estrategia comercial que desee, la diferenciación en este caso. Eso sí, es una pena para la industria y los lectores que no se concentren los esfuerzos en la misma dirección.

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    • Ciertamente Amazon tiene derecho a hacer lo que mejor le parezca, aunque esa puede querer decir pasar por encima o ignorar derechos y/o opciones de los lectores. Su veremos convergencias o interiores liudad dependerá en parte de la actitud y preferencias de los lectores y del papel que los editores decidan jugar en futuro.

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  2. La verdad es que la fragmentación de los formatos es un autentico rollo y nos obliga a depender siempre de Calibre.
    Todo tiene pinta de que el imperio Amazon va a continuar creciendo y haciendose estanco al resto. Apoyo tu visión de un formato al que deban adaptarse los grandes fabricantes.
    Un saludo

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